A principios de abril se celebra el día del esquileo. Esta palabra que implica la acción de esquilar (labor de cortar el vellón) o la temporada del esquileo, una de las tradiciones más arraigadas al sector ovino. Esta actividad es esencial en el cuidado del ganado y requiere de una enorme destreza y dedicación para llevarla a cabo. El esquileo es uno de los oficios más antiguos vinculados al mundo rural y que merece recordarse para que no caiga en el olvido en estos tiempos en que parece que puede desaparecer.
Para ello, se debe apartar el ganado al cual se desea realizar la esquila, y en este caso, buscando la calidad de la lana, se hacen lotes con respecto al aspecto visual del vellón. Se da comienzo al esquileo, se observa el vellón detenidamente en la mesa de clasificación y se apartan las partes de la lana que no sirven para textil, destinadas para compostaje y fertilizantes, por ejemplo. Una vez que el vellón está clasificado en la mesa, se deposita en la saca correspondiente para su futuro tratamiento y así con más de 600 vellones.
Las mesas de clasificación y acondicionamiento de la lana, tienen un diseño específico para tal fin, diseñadas y elaboradas con rejilla abierta en la base, lo que permite que se desprenda parte de la suciedad y restos vegetales del vellón.
La toma de muestras se hace por lotes, de ahí la importancia de separar a los animales con criterios clasificadores. Para coger estas muestras, las cuales luego se analizaran detenidamente, los animales tienen que pasar por la manga manejo, permitiendo con ello muestrear los vellones más interesantes, para mandar las muestras a analizar, en este caso, a un laboratorio en Gales.
El propósito del GO Sebastastiana permitirá que estos análisis puedan realizarse en los laboratorios de Ovigen, incluso, directamente in situ. Mucha gente participa en esta jornada año tras año, y no solo la conforman aquellos implicados en la necesidad del esquileo del rebaño, como pueden ser ganaderos y pastores, si no, mucha gente interesada en el proceso de esquila, entre ellos veterinarios y técnicos del sector que, aun conociendo la técnica, no han podido nunca observarla de forma presencial.